La niña de la mermelada
Muy buenas tardes/noches/días/etc. Supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que las leyendas urbanas son maravillosas. Un alarde de imaginación y creatividad que no deja indiferente a nadie. Y estaréis de acuerdo también en que una de las leyendas más sonadas que hemos escuchado nunca, más allá de chicas de la curva y cocodrilos pululando por las alcantarillas, fue la de la famosa niña de la mermelada. De esto hace ya siete años.
Sí hombre, aquello de “Sorpresa, sorpresa”, Ricky Martin escondido en un armario (para salir del mismo, cosa sospechosa) y una niña untándose una sustancia indeterminada (no hay una versión firme como en toda buena leyenda urbana que se precie) en sus partes. Por no haber consenso, hay quien dice que por aquel entonces el programa lo presentaba Isabel Gemio, mientras que otros apuntan que Concha Velasco era quien estaba al mando de tan entrañable programa. Ramón García, extrañamente, nunca entró en las quinielas.
¿Cómo es posible que toda España hable de un día para otro de algo que nunca existió? ¿Nos lavaron el cerebro los selenitas mientras dormíamos? ¿Y si paso de verdad? Es lo que mantienen en esta inquietante web:
Se descubre la realidad de la leyenda de las leyendas. ¿O quizá no?
En resumen. El vídeo nunca se emitió, pero sí sucedió de verdad, y el señor Buckett (que se debe aburrir mucho, todo sea dicho) está en posesión de la cinta original, que verá la luz cuando el contador ese tan chulo llegue a cero. ¡Fua que miedo neng! Todos atentos a la TV en ese momento. A la mañana siguiente, todos habremos visto el vídeo de nuevo sin haberlo visto.
La pregunta es: ¿por qué gasta la gente tiempo y dinero en estas cosas?
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