domingo, 15 de junio de 2008

Hulk y sus pantalones crecederos

El otro día estuve en el cine. Sólo esto, y dada la desaceleración económica en España, ya sería noticia. Entre palomitas, algo de beber y, obviamente, la entrada, puedes gastarte más de diez euros en el puñetero séptimo arte. Afortunadamente, este no fue mi caso, porque el diario Público (que para algo bueno tenía que servir) me invitó al preestreno de Hulk.

Iba dispuesto a ver a un tipo de verde con cuerpo de gorila de discoteca repartiendo ensaladas de hostias a diestro y siniestro. Y esto es, a grandes rasgos, lo que ofrece esta película. No pedía más, así que no salí decepcionado de la sala. Aunque tampoco aplaudiendo con las orejas precisamente.

La historia es la de siempre, supongo. Con los estadounidenses y su ejército implicados, para variar. Que si un experimento sale mal, que si me enfado y me pongo hecho una fiera, que si las cosas van de mal en peor, etcétera. Los actores cumplen, pero sin demasiados excesos. Edward Norton en su versión más enclenque y débil (algo paradójico para un actor que lleva al gigante verde dentro) es, cómo no, el prota. Y se le ve algo perdido, desdibujado, como si quisiera salir de la película y dedicarse a otra cosa. A hacer trucos de magia o tatuarse cruces gamadas, por ejemplo. Y Liv Tyler, aparte de seguir asombrando al mundo con ser tan guapa sabiendo el padre que tiene, no deslumbra. Es la típica chica de películas de este tipo. Pava, asustadiza y ñoña. Y poco más.


Aviso: el tamaño de Hulk puede no ser fiel a la realidad.


En este punto, si habéis llegado hasta aquí, os estaréis preguntando, ¿qué coño te ha gustado de la película? Pues que, como decía al principio, hay acción y en general es entretenida. Y el filme hasta se permite el lujo de explicar detalles que a todos nos inquietaban de pequeños, como la cuestión de por qué nunca se le rompían los pantalones a Bruce Banner al convertirse en Hulk. O al menos intentarlo, porque total, si sabes que tarde o temprano te vas a convertir en un monstruo capaz de arrasar todo a su paso, ¿qué más da hacerlo con ropa o en pelotas? Sólo la duración de la película, que es quizá un pelín dilatada, pone en riesgo la integridad general del filme. Eso, y detalles que recuerdan demasiado a King Kong, y que hacen que el espectador frunza el ceño cual gorila de espalda plateada.

Pero sí, es lo bueno de ir al cine gratis y con las expectativas bajas: que te diviertes seguro. Y más comprobando cómo los neoyorquinos vuelven a la "normalidad" (es decir, a soportar decenas de catástrofes de todo tipo en Manhattan) después del terrible 11 de Septiembre. Ved la peli para descubrir a qué me refiero. Eso sí, si tuviera que pagar por verla, me lo pensaría seriamente. Y más después de decirnos Pedro “Popeye” Solbes que nos apretemos el cinturón.

Si Hulk nos saca de la desaceleración, aunque sea con métodos poco ortodoxos, me compro el DVD. Hasta entonces, a tirar de emule.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que mi querido taladrador ahora se atreve con criticas de cine y todo... Nunca vas a dejar de sorprenderme.

Hare un pequeño apunte, ya que el otro dia fui a ver El Incidente en V.O.S y todo. Me parecio entretenida, asi que te la recomiendo, y nos cuentas que te ha parecido.

Un saludo cinefilo!

Sledg3hammer dijo...

Espero seguir sorprendiendo, aunque sea para bien, como decía Mae West.

Me pensaré lo de El Incidente. Aunque, viendo las críticas especializadas y de público, no se si debería hacerlo. Creo que correría el riesgo de acabar como los de la propia película: al borde del suicidio xD

Saludos!

Anónimo dijo...

La critica especializada no se, pero estoy seguro de que te sorprendera mucho mas que Hulk.

De eso no hay duda.

Sledg3hammer dijo...

Ya he visto El Incidente. Gratis, afortunadamente. La ley del colega que trabaja en el cine, que es bastante útil.

Si josemi lee esto y me da su permiso, la despellejo irremisiblemente después del fin de semana que me voy a pasar de vacaciones.

Saludos!