domingo, 11 de noviembre de 2007

Imaginación urbana

Lo reconozco: soy urbanita. Y lo que es peor, hasta me gusta la palabra en sí. Soy de ciudad, y me siento bien conmigo mismo. No necesito aire puro para vivir agusto, ni habitar en un pueblo de cincuenta habitantes donde Cristo perdió el mechero. Pero, aún con esto, nunca está de más que las aceras por las que paseas a diario te den de vez en cuando alguna sorpresa. ¿Urbanita inconformista? Es posible. Y no hace falta pedir demasiado, que va. Quizá música saliendo de papeleras, o actores interpretando "El Quijote" en plena calle, o incluso encontrarse unas oportunas hamacas para que el resto de urbanitas descansen después de una dura jornada de trabajo. ¿Hamacas? Sí, así es.




Esta idea tan saludable no se me ha ocurrido a mí, pero sí a tres mortales estudiantes de arquitectura con ganas de hacer algo original. Sus nombres son Luis Lope de Toledo, Javier López García y Alejandro Tavira Cruz. Estas almas cándidas, después de desechar ideas que podrían haber puesto en peligro a medio Madrid (gracias a Dios que se arrepintieron), se decantaron por las hamacas. El plan era hacer de la plaza de Santa María de la Cabeza un lugar mejor el pasado sábado, colocando seis hamacas en los árboles. Al principio la gente no sabía de qué iba el tema, por lo que preguntaban a los creadores (que bien suena) por la finalidad de esa inesperada zona de descanso y esparcimiento. Poco a poco la gente fue cogiendo confianza, y las hamacas se fueron ocupando progresiva y satisfactoriamente.

La propuesta de nuestros compañeros fue al final todo un éxito, y la gente incluso les preguntaba hasta que hora iban a tener instalado el "chiringuito" recreativo. Como anécdota, una mujer brasileña se encontraba en la Plaza paseando a su perro. Cuando descubrió las hamacas se fue corriendo a casa y volvió con su sobrina y un amigo para estar allí descansando ya que en su casa no tenía espacio para colgar la hamaca que había traído desde Brasil.

A continuación, enlaces al resto de fotos de este pintoresco experimento urbano:

Madre y churumbeles disfrutando de una de las hamacas.


Persona humana a la bartola.

Otra persona humana en similares circunstancias.

De izquierda a derecha, Javier, Alejandro y Luis antes de irse.



No podemos hacer otra cosa desde La Taladradora que animar a todo el mundo a promover actividades similares. Para salir de la rutina, para que las cuidades ganen en atractivo. Y, sobre todo, para que haya algo más de imaginación y creatividad en nuestras calles y menos carreras en hora punta. Nuestros nervios (y los de los demás) lo agradecerán enormemente.

Seguiremos taladrando.

4 comentarios:

Sarcasmo dijo...

"desechar ideas que podrían haber puesto en peligro a medio Madrid (gracias a Dios que se arrepintieron)"

da ejemplos quillo

Xurryrisa dijo...

Estoy de acuerdo con Sarcasmo, yo tb quiero ejemplos...

Si probaras una buena hamaca en el pueblo a la sombra de un buen árbol buscando formas en las nubes, seguro que cambiabas tu vena 'urbanita'!!

Besitoss

Anónimo dijo...

no os podéis imaginar.... desde hacer un paso de cebra ficticio a base de alfombras a rayas donde la gente pudiese cruzar sin "peligro"(imaginaos esta idea en mitad de Madrid....) hasta colocar bancos junto al asfalto para que la gente se sentase a esperar el Bus... pero bueno, nos decidimos por las hamacas! y funcionó!

Anónimo dijo...

Interesante propuesta, que hacen que, de vez en cuando veamos a esa Madrid emprendedora, dinámica, divertida, que parece que el cejacas se empeña en ocultar tras las obras; iniciativas como estas deberían ser permanentes.Enhorabuena a los creadores de esta idea, y al taladrador por ponerlo en la "tala"